“¿Cada cuántos días me tengo que lavar el pelo?” es una pregunta sin respuesta. Porque la frecuencia de lavado es un misterio que ni los científicos más avezados de “El problema de los tres cuerpos” son capaces de resolver. La razón es que no existe una única solución que se pueda extrapolar a las diferentes necesidades, problemáticas y tipos de cabello. De hecho, cada melena y estilo de vida (que influye de manera decisiva en la salud capilar) son completamente únicos y no hay una receta que sirva para todos.
Pero el tema se complica todavía más si tenemos en cuenta que nuestro propio pelo no es siempre igual ni demanda los mismos cuidados. En épocas de mucho estrés, se ensucia más rápido y pueden darse brotes de caspa; en primavera y en otoño se cae más que en verano y en invierno; si durante unos días duermes mal, comes alimentos poco saludables y abusas del alcohol, lo notarás más sucio de lo habitual.
Cuando nos lavamos el cabello, además de la suciedad acumulada, eliminamos también el sebo que produce el cuero cabelludo y que se encarga de proteger y nutrir las fibras capilares. Al hacerlo a diario, la producción de este aceite natural se incrementa para compensar la pérdida, lo que termina por engrasar en exceso el pelo. Así, se crea un círculo vicioso del que es complicado salir: si lo lavas muy a menudo, se engrasa; si no lo lavas lo suficiente, se ensucia. Para conseguir que la melena se mantenga limpia durante más tiempo, y poder espaciar los lavados, hemos hablado con María García, responsable de experiencia de cliente de la firma de cosmética andaluza Dalire (https://dalire.com/), y estos son los cinco consejos que nos ha dado.
1. La elección del champú es fundamental
No todos los cabellos son iguales. Utilizar un producto específico para las necesidades de tu cuero cabelludo marca la diferencia entre lavarlo a diario o cada varios días. Si tienes el pelo graso, busca opciones que controlen el sebo sin resecar el cuero cabelludo.
2. ¡No tocar, recién lavado!
Las manos están todo el día tocando superficies grasas, sucias y/o con bacterias. Cada vez que te tocas el pelo, estás depositando en él estos elementos indeseados, lo que provoca que se ensucie más rápidamente.
3. Ojo con el flequillo
Aunque desde el punto de vista estético nos encanta, si tienes la piel grasa, especialmente en la frente, puede ser contraproducente porque el contacto constante entre el sebo cutáneo y el cabello hace que este se ensucie más. Eso sí, si no piensas renunciar a tu flequillo por nada del mundo, asegúrate de limpiar tu frente regularmente para minimizar la transferencia de grasa.
4. Los productos de peinado, con moderación
Las ceras, geles, arcillas y sprays de styling son esenciales para diseñar el peinado perfecto, pero tienden a dejar residuos en el pelo, lo que hace que se vea y se sienta más sucio. Para mantenerlo limpio más tiempo, limita su uso y procura elegir siempre fórmulas ligeras que se eliminen fácilmente con el lavado.
5. Encuentra tu propia frecuencia
Lavarse demasiado el cabello hace que pierda sus aceites naturales, mientras que hacerlo con poca frecuencia provoca que la suciedad y la grasa se acumulen. Por tanto, hay que buscar un equilibrio basado en el tipo de pelo y la actividad diaria y ser constante con la rutina de higiene capilar para regular la producción de sebo.
Ahondando en el tema de la elección del champú, Paola Gugliotta, máster en Genética por la Universidad de Harvard y directora de Estrategia y Desarrollo de The Today Project (https://thetodayproject.net/), nos explica por qué apostar por uno natural, sin siliconas ni sulfatos, te ayudará a tener el cabello limpio más tiempo. “Las siliconas son ingredientes comunes en muchos productos para el cuidado capilar porque proporcionan un recubrimiento suave y brillo al pelo. Sin embargo, algunas no son solubles en agua y tienden a acumularse. Para eliminarlas, se suelen utilizar sulfatos, que son unos surfactantes primarios bastante fuertes que resecan tanto el cabello como el cuero cabelludo. Y este ciclo siliconas-sulfatos acaba por afectar a su textura y aspecto. Al pasarte a un champú natural, tu cabello necesitará un tiempo para adaptarse al cambio: durante el primer mes es posible que lo notes más seco y menos brillante de lo habitual. Pero, una vez superada la desintoxicación de siliconas y sulfatos, tu melena rebosará salud”.
