España es el segundo país del mundo con más alopecia, únicamente superado por la República Checa, según los últimos estudios sobre calvicie. Muchos son los españoles (casi un 50%) que sufren este problema que consiste en que los folículos pilosos se van debilitando progresivamente hasta que mueren, lo que provoca que el pelo no vuelva a salir nunca más. Y, aunque existen todo tipo de tratamientos, desde los que intentan frenar la caída hasta los injertos de cabello, hay quienes eligen someterse a una nueva técnica que se está poniendo muy de moda: la micropigmentación capilar.
La micropigmentación capilar, también conocida como tatuaje capilar o tricopigmentación, es un procedimiento estético no quirúrgico que se utiliza para disimular la pérdida de cabello o la calvicie mediante la aplicación en la epidermis del cuero cabelludo -a través de agujas muy finas o microagujas- de pigmentos que, a diferencia de los tatuajes convencionales, están específicamente formulados para que se desvanezcan con el tiempo. Por lo tanto no es una solución permanente, sino una ilusión óptica temporal -para simular la apariencia de folículos pilosos o una mayor densidad capilar- que requerirá de retoques periódicos.
“La técnica ha evolucionado bastante en los últimos años. Antes había gente que se tatuaban la cabeza, pero se creaba un ‘efecto casco’ poco estético. Ahora, gracias a los nuevos pigmentos, el resultado es mucho más sutil. Se trabaja muy fino”, comenta Ana Paz, tatuadora y micropigmentadora con casi una década de experiencia que acaba de estrenar nuevo estudio en Oviedo. “Para que quede lo más natural posible, el secreto reside en ajustarse lo más posible a la realidad, en imitar el que sería el crecimiento natural del cabello, y que los pigmentos queden bien definidos, sin que unos se junten otros”.
Colorimetría y pericia
¿Cómo hacerlo? Nos cuenta la especialista en micropigmentación que lo habitual es utilizar como referencia fotos antiguas de los clientes. También se toman medidas, que dependerán lógicamente de cada persona, de sus facciones, y de dónde empieza el nacimiento del pelo en el frontal, que es la parte de la frente. “Aun teniendo en cuenta todo esto, hay mucha gente que siempre quiere más, más color color, más densidad… Pero tienes que saber poner límites para que no quede ni muy cubierto ni muy artificial”.
Es de suma importancia la colorimetría, saber escoger el pigmento adecuado. “No es lo mismo hacérselo a una persona castaña con tez blanca que a otra más morena de piel con el pelo súper oscuro. Hay diferentes tonalidades y tú vas eligiendo. Acertar dependerá, en buena medida, de la pericia del técnico que lo realiza”, prosigue Ana Paz.
Aunque las mujeres también sufren alopecia, pues se trata de un problema que no entiende de género, es cierto que afecta principalmente a los hombres, que buscan con la micropigmentación imitar el efecto de una cabeza rapada. En el caso de aquellos que solo han perdido densidad capilar, lo que se consigue es rellenar esas zonas que ‘clarean’, tal y como explica la micropigmentadora: “En donde se ha perdido el pelo puede verse un poco más el cuero cabelludo, que es siempre de color más claro. Entonces, lo que haces es cubrir con densidades para crear un efecto óptico, como una pequeña sombra”.
La estética es autoestima, concluye Ana Paz, pero más allá del cuidado personal, de querer verse mejor en el espejo, la micropigmentación está ayudando a muchos a recuperarse psicológicamente de los efectos causados por algunas enfermedades. “Hay personas con muchísimos problemas de salud y es muy gratificante poder ayudarles, por ejemplo, a quienes sufren alopecia por culpa del cáncer”.
