Literatura

Philip K. Dick: 15 curiosidades sobre el genio de la ciencia-ficción en el 95 aniversario de su nacimiento

La historia de la ciencia ficción moderna no sería la misma sin nombres como Ursula K. Le Guin, Ray Bradbury, Frank Herbert, Richard Matheson o el que hoy nos ocupa, Philip K. Dick.
El doble robótico de Philip K. Dick hablando en el Web Summit 2019 de Lisboa.
El doble robótico de Philip K. Dick hablando en el Web Summit 2019 de Lisboa.Vaughn Ridley/Getty Images

El pasado sábado se cumplieron 95 años del nacimiento de Philip K. Dick, escritor estadounidense que revolucionó el género de la ciencia-ficción gracias a una vasta obra en la que se mezclan algunos de los acontecimientos que marcaron el siglo XX. Por ejemplo, los gobiernos autoritarios, el capitalismo salvaje y los estados alterados de conciencia como los provocados por el LSD. A continuación repasamos algunas curiosidades de su intensa y azarosa vida.

1. K de Kindred

La K de Philip K. Dick es su primer apellido: Kindred. En castellano este término significa “familiar” aunque, en una segunda acepción, también podría significar “gemelo”. De hecho, K. Dick fue fruto de un parto múltiple, del que también nació una niña, Jane, que murió poco tiempo después de malnutrición. Teniendo en cuenta que el escritor abordó en sus obras el tema de la identidad, la dualidad y la disociación, no deja de ser un apellido premonitorio.

2. Una carrera difícil

Aunque en la actualidad es uno de los autores de ciencia-ficción más relevantes e influyentes, la carrera literaria de Philip K. Dick no fue fácil. Si bien intentó abrirse camino en el sector de la narrativa convencional, los únicos trabajos que conseguía publicar eran relatos de ciencia-ficción en revistas pulp. A eso se sumaba el poco dinero que esas cabeceras pagaban por sus escritos, lo que le obligaba a escribir a destajo y, en muchas ocasiones, ayudado por las anfetaminas.

3. No tan psiconauta

Además de este tipo de excitantes para rendir más en el trabajo, después de leer Las puertas de la percepción, de Aldous Huxley, Philip K. Dick experimentó con la mescalina. Sin embargo, aunque sus seguidores, incluido su psiquiatra, le consideraban un experto psiconauta usuario habitual de LSD, lo cierto es que K. Dick solo probó ese enteógeno una vez. Fue en 1964 y, además, tuvo un mal viaje. ”Amigos, he estado en el infierno y he tardado dos mil años en salir, a rastras”, les comentó a sus colegas cuando se pasaron los efectos.

4. Escritor prolífico

En octubre de 1951 Philip K. Dick publicó en la revista Boucher su primer relato. Se titulaba Roog y trataba sobre un perro que ladraba a los barrenderos porque intuía que eran extraterrestres y recogían la basura de los terrícolas para investigarlos. Animado por ese primer éxito, el escritor se buscó un agente que hizo que, en 1952, vendiera cuatro cuentos. En 1953, ese número ascendió a treinta, en 1954 fueron veintiocho y en 1955 publicó su primer libro: Lotería solar. Al final de su vida había escrito treinta y seis novelas y ciento veintiún relatos.

5. La vida sigue igual

En 1962, El hombre en el castillo, una ucronía en la que los nazis habrían ganado la Segunda Guerra Mundial (con todo lo que eso hubiera supuesto para la humanidad), recibió el prestigioso Premio Hugo. A pesar de conseguir el máximo galardón al que puede aspirar un escritor de ciencia-ficción en el mundo, la carrera de K. Dick no mejoró demasiado, por lo que tuvo que seguir trabajando a destajo. Años después, Amazon produjo una serie de televisión basada en el libro, cuya primera temporada comenzó a emitirse en 2015 y la cuarta y última, en 2019.

En A Scanner Darkly (2006), el director Richard Linklater le aplicó la rotoscopia al paranoico universo de Dick.

6. Pregúntale al oráculo

En El hombre en el castillo tiene un papel destacado el I Ching. La referencia a este libro oracular chino datado mil doscientos años antes de Cristo no es casual. A lo largo de toda su vida, Philip K. Dick utilizó el I Ching para tomar decisiones profesionales, cotidianas o incluso familiares como, por ejemplo, si era conveniente o no seguir con una relación sentimental o abandonarla.

7. Replicantes beat

Antes de las adaptaciones al cine o la televisión de El hombre del castillo, Minority Report o Podemos recordarlo por usted al por mayor, el relato que dio lugar a Desafío Total, la obra más conocida de Philip K. Dick era ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, adaptada al cine como Blade Runner. Su director, Ridley Scott, tomó prestado ese título de un libro de William S. Burroughs, que poco tenía que ver con un cuerpo policial encargado de detectar replicantes. En el caso del escritor beat, los blade runners eran distribuidores clandestinos de fármacos y drogas a médicos.

8. Pocas ganas

Philip K. Dick nunca se mostró demasiado ilusionado con que sus novelas se adaptasen al cine. Sin embargo, cuando vio parte del metraje de Blade Runner, apenas veinte minutos, quedó gratamente sorprendido. No obstante, su fallecimiento, acaecido unos meses antes del estreno de la cinta, le impidió ser testigo tanto del éxito cinematográfico de su novela como del éxito económico.

9. Sin Ubik

Son muchos los aficionados a la obra de Philip K. Dick que coinciden en que la mejor novela del escritor es Ubik, una historia sobre multinacionales que prometen la vida después de la muerte, bajo la que subyace una crítica al capitalismo y la publicidad. No obstante, este libro nunca ha sido adaptado al cine o la televisión, a pesar de que se han hecho varios intentos, en uno de los cuales participó el propio Dick. Fue en 1974, cuando el realizador francés Jean-Pierre Gorin le propuso escribir un guion que, aunque se publicó, no llegó a rodarse. Posteriormente ha habido otros proyectos, uno de ellos que hubiera sido dirigido por Michel Gondry, pero tampoco se concretaron.

10. Una noche en la ópera

Aunque las principales adaptaciones de la obra de Dick se han realizado en el cine, su novela Valis, una historia de detectives mezclada con teología, se convirtió, de la mano de Tom Machoder, en una ópera. Para los que tengan curiosidad, Valis se puede escuchar en Spotify pinchando aquí.

El escritor nunca pudo ver Blade Runner (1982) terminada, si bien reaccionó con entusiasmo a un metraje de 20 minutos que Ridley Scott le mostró antes de su fallecimiento.

Sunset Boulevard/Getty Images
11. Oído conservador

A pesar de vivir una de las décadas más creativas musicalmente hablando, los gustos de Philip K. Dick en lo que a este arte se refiere eran bastante arcaicos, hasta el punto de rechazar cualquier música posterior a Elvis. Entre sus obras favoritas estaba la pieza Flow My Tears, del compositor inglés del siglo XVI John Dowland, que inspiró su libro Fluyan mis lágrimas, dijo el policía.

12. Investigado por el FBI

Hablando de policías, Philp K. Dick siempre pensó que estaba siendo espiado por el FBI, departamento gubernamental con el que mantuvo comunicación espistolar en la que, entre otras cosas, afirmaba que el autor polaco Stanislav Lem no era una persona, sino un colectivo de escritores comunistas. Tan convencido estaba de ese seguimiento al que estaba siendo sometido que, en lugar de meter las cartas en un buzón, acostumbraba a dejarlas en la basura para que fueran encontradas por los agentes cuando, según él, rebuscaran en ella.

13. Paranoia

Las sospechas de ser espiado respondían, en buena parte, a los desórdenes emocionales y la paranoia que sufría el escritor, agravado todo ello por el uso de drogas. A pesar de ello, sí es cierto que, en los años 50, el FBI había entrado en contacto con él y la que era su esposa en esa época para proponerles que trabajasen como informadores para esa organización, aunque tanto Dick como su mujer declinaron la oferta. Años después, cuando Philip K. Dick vivía en el 707 de Hacienda Way en San Rafael, California, un archivador blindado de su casa fue reventado con explosivo de uso militar, el lugar fue registrado en varias ocasiones y todo apuntaba a que las líneas telefónicas también estaban intervenidas. Sin embargo, el motivo de este seguimiento no era tanto las actividades del escritor como las de un grupo de amigos que vivían con él, algunos de los cuales se dedicaban al tráfico de heroína.

14. Desintoxicación

En 1972, mientras se encontraba en Canadá y después de haber protagonizado un intento de suicidio, Philip K. Dick solicitó entrar en una clínica de desintoxicación cuyo tratamiento no era precisamente amable. Además de estar permanentemente vigilado, el escritor tuvo que encargarse de la limpieza de los urinarios del lugar hasta que, unas semanas después, fue destinado al departamento de comunicación de la clínica, desde donde escribió notas de prensa y cartas para conseguir donaciones. A pesar de su mejoría en lo que los tóxicos se refiere, K. Dick continuó desarrollando sus paranoias, hasta el punto de crear una particular teoría sobre la clínica: que en realidad era una tapadera de un laboratorio de heroína.

15. Muerte y resurrección

Philip K. Dick falleció el 2 de marzo de 1982. Dos décadas después, la empresa Hanson Robotics creó un androide dotado de inteligencia artificial que tenía el rostro del escritor y que fue programado con los diarios, las cartas, las entrevistas y la obra del escritor, lo que le permitía mantener una conversación coherente con un interlocutor. A finales del 2005, la cabeza del androide desapareció y hubo que esperar a 2011 para que Hanson Robotics, en colaboración con la empresa holandesa VPRO, desarrollase una nueva versión del androide. La memoria de Philip K. Dick también se mantiene viva gracias al Festival Philip K. Dick que, desde 2017, se celebra en Fort Morgan, estado de Colorado, y en el que los aficionados a la obra del escritor se reúnen durante tres días para compartir conocimientos y experiencias. Si está interesado, la próxima cita será los próximos 13 a 16 de junio de 2024.