Las condiciones meteorológicas otoñales e invernales no se llevan precisamente bien con tu melena porque, en esta época del año, se crea la tormenta perfecta, y nunca mejor dicho, para que uno de los enemigos declarados de tu cabello campe a sus anchas: el encrespamiento.
Para que el pelo se te hinche descontroladamente cual palomita de maíz, pierda su brillo natural y sea imposible peinarlo son necesarios dos requisitos. El primero es que esté seco y/o deshidratado: cuando a las fibras capilares les falta hidratación y nutrición se vuelven porosas, quedan expuestas y no pueden hacer frente las agresiones externas. El segundo, que haya una elevada humedad ambiental, como la que crean la lluvia o la niebla. Y es que, cuando el cabello tiene sed busca agua donde sea y expande sus cutículas para capturar la humedad que flota en el ambiente. Y esto es solo el principio porque el frío fragiliza la melena, el viento la enreda y las bufandas y los gorros de la lana la cargan de electricidad estática.
El frizz afecta a todo tipo de cabellos, pero se hace más evidente y notorio en los rizados u ondulados. La razón es que el cuero cabelludo produce un sebo natural hidratante, nutritivo y protector que se desliza, gravedad mediante, desde la raíz hasta las puntas. Pero la estructura curva del rizo provoca que el sebo no se distribuya de manera uniforme por toda la longitud del pelo, causando sequedad y favoreciendo el encrespamiento.
Para evitarlo, y lucir pelazo sean cuales sean las condiciones atmosféricas, te proponemos una rutina capilar a prueba de diluvios.
1. La ducha
El primero paso para combatir el encrespamiento es controlar la calidad del agua con la que nos lavamos el pelo, porque la mayoría de las veces está cargada de cal, cloro y otras impurezas que contribuyen a agravar todavía más la situación. Para ello, la mejor solución es sustituir tu alcachofa de ducha tradicional por otra que contenga un sistema de filtración iónica. Nos gusta la Ecoducha, de Irisana, porque el cabezal de disco con 412 microporos rompe las moléculas de agua, liberando iones negativos que neutralizan la polaridad positiva de la electricidad estática. Además, contiene un filtro de cerámicas de alta tecnología, que reduce el cloro y suaviza la dureza del agua, y otro de partículas, que elimina los sedimentos. Y una última ventaja: con este tipo de alcachofa reduces tanto el consumo de agua como la energía necesaria para calentarla.
2. La limpieza
El champú utilizado juega un papel fundamental a la hora de controlar el pelo encrespado. Todos están diseñados para eliminar la suciedad acumulada, el exceso de sebo y los malos olores, pero algunos pueden resecar aún más el pelo. El champú suavizante Frizz Control, de La Bioesthétique, es perfecto para domar los cabellos rebeldes porque está formulado con aceite de almendras dulces que aporta hidratación y nutrición. También incorpora unos innovadores compuestos de celulosa con enlaces catiónicos, que equilibran la estructura capilar, proporcionan elasticidad, suavidad y brillo y protegen la fibra capilar de los elementos ambientales que hace que se encrespe.
3. El secado
El pelo húmedo es frágil, quebradizo y propenso la rotura. El problema es que cuando lo dejamos secar al aire, está mojado durante demasiado tiempo, pero si aceleramos el proceso empleando un secador, lo que vamos a conseguir es que el calor dañe la fibra capilar. Además, si lo frotamos con la toalla, aumentamos la rotura y lo cargamos de electricidad estática. Parece que estamos en un callejón sin salida. Pero no, porque existe una alternativa que nos permite acortar el tiempo de secado sin tener que sufrir ninguno de los efectos secundarios no deseados derivados los métodos anteriores: un turbante capilar elaborado con tejidos de última generación capaces de secar el cabello en la mitad de tiempo, minimizando así tanto el pelo encrespado como la rotura. De entre las distintas opciones disponibles, nos quedamos con los de la marca Aquis, porque absorben el agua hasta nueve veces más rápido que las clásicas toallas de algodón sin necesidad de frotar y protegen la integridad de las fibras sin dañar las cutículas.
